Una buena parte de mis amigos-que-salen-habitualmente se convierten en anormales cuando se hace de noche y salir con ellos es lo más cerca que estuve a estudiar chimpancés en mi vida (sus intentos por colarse en las discotecas para mayores de 25 en lugar de escuchar un momento que yo sabía una zona por la que había garitos en los que nos dejarían entrar eran jodidamente divertidos, de hecho me pasé la mitad de la noche partiéndome el ojete en su cara).
Por eso juego al PC y mantengo una vida pseudo-social mediante msn, algún foro, etc. En su día, como era bastante repudiado en el instituto, encontré un bonito refugio en la interné y cuando conocí el RO me dediqué a conocer gente allí también (bueno, en realidad me metí con gente que ya conocía de foros y mieldas y ya que se podía hablar con más gente aproveché para eso). Gente con la que, si ahora mismo me dijesen "oye, que estoy en Vigo, ¿nos vamos a tomar algo?", iría sin dudarlo. Porque comparto con ellos algo más que haber estado dos años en la misma clase: unos gustos, unas aficiones, unos criterios, etc. Problema: No están en Vigo, precisamente. Más bien están en A tomar por culo número 354, quinto izquierda.