Ocurrió en la granja de mi abuelo.
En una ocasión, mientras me deshacía de una raíces de árbol con la ayuda de un azadón, accidentalmente golpeé una cerca hecha con leños que estaba a unos cuantos centímetros de mí. Descuidado de mí.
Cuando he visto mi dedo me di cuenta de que un trozo de madera (de un centímetro aproximadamente) salía de mi dedo índice.
Informé a mi abuelo de lo sucedido, y este sacó unas pinzas para doblar alambre. Tomó el trozo de madera y jalo con fuerza, pero sin resultado. Tras varios intentos lo único que conseguimos fue romper la punta del trozo de madera, dejando solo una pequeña astilla asomándose.

Al regresar a casa, coloqué un poco de bálsamo sobre la herida, lo que hizo que esta se inflamara, y el trozo de astilla se asomara.
Con un "sacacejas" intenté tomar la astilla, pero esta se hundía al tocarla.
Tras varios intentos e intenso dolor, logré sacar la astilla. Una astilla que resultó tener alrededor de 1.5cm de largo y unos .25cm de ancho.
Cuando creí que la agonía había terminado, una segunda astilla se asomó tras retirar la primera. Para entonces la herida parecía un pequeño cráter alrededor de la astilla.
Después de algunos intentos por sacar la segunda, decidí dejárselo a los expertos.

A la mañana siguiente, acudí con un doctor.
El doctor me torturo masajeando el dedo para que la astilla saliera un poco más de la herida.
Con unas pequeñas pinzas el doctor logro sacar la astilla. Otra de 1.5 centímetros.
No teníamos idea de como tal cantidad de madera se había alojado en una herida tan pequeña.

Los días siguientes a la extracción, mi dedo comenzó a inflamarse y oscurecerse hasta ponerse como el pene de un negro. Por suerte esto no duró mucho.

De aquel pequeño cráter hoy solo queda una pequeña cicatriz en mi dedo.