02-17-2010, 03:00 AM
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 02-17-2010, 03:09 AM por Addamelech.)
Filias: Todo lo bueno, bello y sano de este mundo. Oh, y los olores.
Fobias: Las puntas de plástico de los cordones de los zapatos: instrumentos de Satán para influenciar las ingenuas mentes de los usuarios de calzado.
"Si yo tuviera una escoba..." pensó Robert Langdon, enfrentándose al muro de la antigua ruina maya, la civilización más antigua del universo.
- Ésta frase es la más simbólica y oculta de todas las culturas que he estudiado. A lo largo de la historia de la humanidad, las escobas han formado parte integral en la higiene hogareña de todas las familias y han estado presentes en todos los pueblos, partiendo desde el más antiguo...
Sasha escuchaba atentamente, ya que sus conocimientos en biología astroespacial cuántica no servían de mucho ante el doctorado en simbología que había permitido a Langdon descubrir los más grandes secretos de la humanidad, evadir a la policía francesa, la guardia del vaticano, la mismísima CIA, las FARC y las fuerzas oscuras de la antigua sociedad maligna de ninjas homosexuales, cuyos miembros eran tan conocidos como Isaac Newton, Leonardo da Vinci o el actual presidente de los EEUU.
- Al parecer nadie sabe la segunda parte de aquella frase que no sea miembro de la orden de los paladines mayas renacidos de nonagésimo noveno nivel, aunque se dice que Benjamin Franklin logró escucharla cuando uno de sus miembros, el filósofo Voltaire, la dijo en sueños mientras dormía en el palacio de Buckinham refugiándose del ejército cristiano de Saladino cuando atacaban el puerto de Pearl Harbor. ¿Tienes un billete de cien dólares a mano, Sasha?
La doctora asintió al mismo tiempo que sacaba uno de estos billetes de entremedio de sus voluptuosos y turgentes pechos. Al verlo, los símbolos mayas escritos en forma de galimatías cobraron sentido.
-Sasha, creo que en nuestras manos tenemos las escobas que limpiarán el destino del hombre.
Mientras tanto, un hombre fornido envuelto en ropa de cuero venía siguiéndolos desde Amsterdam.
Número: Raíz cúbica de pato.
Fobias: Las puntas de plástico de los cordones de los zapatos: instrumentos de Satán para influenciar las ingenuas mentes de los usuarios de calzado.
"Si yo tuviera una escoba..." pensó Robert Langdon, enfrentándose al muro de la antigua ruina maya, la civilización más antigua del universo.
- Ésta frase es la más simbólica y oculta de todas las culturas que he estudiado. A lo largo de la historia de la humanidad, las escobas han formado parte integral en la higiene hogareña de todas las familias y han estado presentes en todos los pueblos, partiendo desde el más antiguo...
Sasha escuchaba atentamente, ya que sus conocimientos en biología astroespacial cuántica no servían de mucho ante el doctorado en simbología que había permitido a Langdon descubrir los más grandes secretos de la humanidad, evadir a la policía francesa, la guardia del vaticano, la mismísima CIA, las FARC y las fuerzas oscuras de la antigua sociedad maligna de ninjas homosexuales, cuyos miembros eran tan conocidos como Isaac Newton, Leonardo da Vinci o el actual presidente de los EEUU.
- Al parecer nadie sabe la segunda parte de aquella frase que no sea miembro de la orden de los paladines mayas renacidos de nonagésimo noveno nivel, aunque se dice que Benjamin Franklin logró escucharla cuando uno de sus miembros, el filósofo Voltaire, la dijo en sueños mientras dormía en el palacio de Buckinham refugiándose del ejército cristiano de Saladino cuando atacaban el puerto de Pearl Harbor. ¿Tienes un billete de cien dólares a mano, Sasha?
La doctora asintió al mismo tiempo que sacaba uno de estos billetes de entremedio de sus voluptuosos y turgentes pechos. Al verlo, los símbolos mayas escritos en forma de galimatías cobraron sentido.
-Sasha, creo que en nuestras manos tenemos las escobas que limpiarán el destino del hombre.
Mientras tanto, un hombre fornido envuelto en ropa de cuero venía siguiéndolos desde Amsterdam.
Número: Raíz cúbica de pato.
Sin firma porque los de lycos son unos gaznápiros.