09-27-2010, 08:15 AM
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 09-27-2010, 10:13 PM por Zak Undersn.)
Pues yo me estoy leyendo Moby Dick. Y ya recuerdo por qué no fui capaz de continuarla las primeras veces (las últimas era pura vagancia). Este hombre, Herman Melville, escritor de Moby Dick, este hombre digo, hace que las descripciones de los paisajes de Tolkien palidezcan en comparación con los tochacos que es capaz de escribir sobre el detalle más nimio de un objeto o persona.
En general no me importa que profundice en las descripciones, porque lo hace bien y, qué coño, me gustan los simbolismos y las alegorías y las metáforas y las comparaciones con la Biblia que utiliza. El problema llega cuando le dedica un capítulo de 10 páginas a explicar por qué la blancura de Moby Dick lo hace más terrible, agravado por el hecho de que lo deja claro al final de la segunda, que dedica más de una página a una lista estilo: "si bien A, si bien B, si bien C, si bien D, si bien F..." soltando datos aleatorios que bien podría haberse guardado y que hay una nota a pie de página que no añade nada a la descripción (claro, por eso es una nota a pie de página) que ocupa más espacio que el texto de las dos páginas a las que "hace pie". Y lo peor de todo es que, tras 9 páginas divagando sobre el blanco, lo que representa, Dios y la madre que parió a la Naturaleza, dice que aún no queda explicado del todo. Anda y que te follen con un rastrillo hecho de motosierras.
También está el capítulo en el que varios marineros hablan entre ellos (todos hablan igual, con el mismo estilo rimbombante del narrador/Ismael, es sorprendente), escrito estilo obra de teatro, pero mal. Y el ensayo sobre la clasificación de las ballenas, que quizás hace doscientos años se considerase correcto, pero a día de hoy... no, y leer 15 páginas de hechos mal estudiados pues no tiene mucha gracia.
Eso sí, cuando la narración se centra en los personajes, o la pesca de ballenas en general, es una delicia.
En general no me importa que profundice en las descripciones, porque lo hace bien y, qué coño, me gustan los simbolismos y las alegorías y las metáforas y las comparaciones con la Biblia que utiliza. El problema llega cuando le dedica un capítulo de 10 páginas a explicar por qué la blancura de Moby Dick lo hace más terrible, agravado por el hecho de que lo deja claro al final de la segunda, que dedica más de una página a una lista estilo: "si bien A, si bien B, si bien C, si bien D, si bien F..." soltando datos aleatorios que bien podría haberse guardado y que hay una nota a pie de página que no añade nada a la descripción (claro, por eso es una nota a pie de página) que ocupa más espacio que el texto de las dos páginas a las que "hace pie". Y lo peor de todo es que, tras 9 páginas divagando sobre el blanco, lo que representa, Dios y la madre que parió a la Naturaleza, dice que aún no queda explicado del todo. Anda y que te follen con un rastrillo hecho de motosierras.
También está el capítulo en el que varios marineros hablan entre ellos (todos hablan igual, con el mismo estilo rimbombante del narrador/Ismael, es sorprendente), escrito estilo obra de teatro, pero mal. Y el ensayo sobre la clasificación de las ballenas, que quizás hace doscientos años se considerase correcto, pero a día de hoy... no, y leer 15 páginas de hechos mal estudiados pues no tiene mucha gracia.
Eso sí, cuando la narración se centra en los personajes, o la pesca de ballenas en general, es una delicia.