10-19-2012, 02:55 PM
(Este mensaje fue modificado por última vez en: 10-19-2012, 02:56 PM por Cosmosagan.)
(10-18-2012, 08:41 PM)EnderOdiat escribió: Pero es que no me gusta participar en las clases. Es como esos profesores que están todo el rato haciendo preguntas obvias y preguntas de mierda. Hay gente que les responde en plan "soy el mas listo del mundo porque se esta chorrada que todos sabemos pero nadie se atreve a decir". Yo paso, no me gusta ir de listillo, prefiero estar callado, no se que necesidad hay de llamar la atención así. A no ser que puntúe la participación, entonces es comprensible.
Pues ni una cosa ni la otra. Tampoco es ir en plan maceta por la vida. Así pasa, que luego pillas un profesor con buenas dinámicas de clase y no se aprovecha porque la gente parece un jodido vegetal. No te critico a tí en concreto Ender, que comparto bastante contigo eso que he citado.
Y lo enlazo con algo que a mí me choca mucho, muchísmo. La muchachada de hoy en día está lobotomizada, agilipollada, sunormalizada o como lo quieras llamar. Ya no es que no sepan expresarse, es que huyen de una conversación.
Mucho FB, twitter o lo que sea, para ná. Es que no saben construir una frase con sentido y estructurada ni para contarte el programa de mierda que vieron la noche anterior.
(10-19-2012, 01:29 PM)Eylan escribió: No es cosa de los jóvenes, es que antes no había redes sociales y móviles everywhere, y si enseñaban las tetas, como mucho se harían con fotocopias.+ 9.000
En clase siempre estaba la típica guarrilla que con 12-13 años llevaba ciclistas y marcaba todo el cameltoe. Por supuesto, en los recreos dejaba tocarse el culo diciendo "ayy, para ya tontoo...jijiji" mientras se le dibujaba una sonrisilla picarona en la cara.
Esa misma tarde, cuando ibas con tus amigos a casa de una de clase para hacer el tonto un rato, antes de que el cúmulo de hormonas colisionara, alguien apagaba la luz y comenzaba la guerra: el campeón era el listo que pillara a esa antes que nadie, para comerle el morro. Era de las que podían hacer nudos con rabitos de cereza con la lengua y hacía gala de una higiene bucal impecable. Por supuesto se dejaba meter mano sin oponer apenas resistencia.