(08-23-2010, 09:13 PM)Logard escribió: Si es que tantas pajas...
NO!
No te digo que no me haga pajas, pero si te digo que las pajas NO producen espinillas. Esta historia está llena de dolor, desamor y sufrimiento hueveril:
Harto de que todo el mundo me dijese lo mismo en cuanto yo preguntaba porqué no se me quitaban las espinillas, decidí hacer un experemiento. Soy muy dado a hacer experimentos masocas, como el de comprobar si una "hartá" de uvas provoca cagalera incontrolable o si tienes la mano metida en agua helada y después la metes seguido en agua caliente sientes como si hubieses metido la mano en plutonio fundido sin provocarte quemadura alguna.
Dicho experimento consistía en lo que yo bauticé como "la cuarentena". Y básicamente, como su propio nombre sugiere, consistió en cuarenta dias sin tocamientos. Al final fueron cuarenta y uno.
La primera semana fue muy bien, aunque al Lunes siguiente estaba caliente como una perra. La segunda fue ya más sufridilla, por el tema del calentamiento, pero con agua fria se solucionaba. La tercera semana no había calentamiento... habia DOLOR. Dolor como cuando te han dado una patada en los huevos y se te está pasando. Era insufrible. Ni siquiera tenia ganas de "descargar" porque me dolian. La cuarta semana fue mitad y mitad. Mitad de Dolor (nótese el profundo respeto y miedo que le guardo al dolor de aquellos dias empezándolo con mayúscula) y mitad de descanso.
El resto de dias fueron kármicos. Ni dolor, ni calentamientos, ni pollas en vinagre. Nada. Me podría haber tirado un año así. Los innombrables tenían el aspecto de un culturista: todo marcados y vasculados. Sé que esta información me la podría haber ahorrado pero he visto necesario contarla por lo curioso del asunto.
Dia treinta y ocho. Sigo de vacaciones (desde hace una semana) en Lanzarote, cuando el diablo me tienta. Una de las tias mas guapas y macizas que yo he visto estaba allí en secretaría, de segurata. Para encima era de Málaga y se veía muy simpática.
Dia treinta y nueve. Dos de la mañana. Turbios pensamientos pasan por mi cabeza. Dejo de ser CucuFaiter y por unos instantes paso a ser Onsokumaru. Vuelo a secretaría esperando encontrarme allí a mi segurata favorita. La primera vez que le iba a entrar a una tia en mi vida. Supongo que los niveles descontrolados de testorona suben el ánimo. No sabía que iba a decir, ni que iba a hacer, pero sabía como quisiera acabar.
Pero lo que yo no sabía era que en secretaría no me esperaba mi querida segurata, sino la representación antropomórfica de los jarros de agua fría. Una alemana de metro noventa y cincuenta tacos, edad que no justifica su fealdad, con cara de haber dirigido un campo de concentración nazi por diversión y que no conoce el significado de la palabra sonrisa.
Pregunté por la segurata y dijo que se había ido aquella tarde en avión para Málaga. Me volví a mi habitación afligido y "chuchurrido". No he vuelto a verla.
Dia cuarenta. Vuelvo de las vacaciones. Dia cuarenta y uno. Se acaba la sequía.
Resultados del experimento: A parte de los dolores insufribles, los calentamientos espontáneos y un eventual cambio brusco de personalidad no noté nada parecido a una reducción del número de espinillas en mi cuerpo. De hecho aumentó. Sobretodo en la espalada y el pecho.
Conclusión: Las pajas no producen espinillas y tirarse cuarenta dias sin cascársela es malo para la salud física y mental.
Moraleja: Mejor paja en mano que polvo volando.