04-22-2017, 11:08 PM
ANLIUM (este es de los de verdad xD), pero por circunstancias "gueimers", he recordado por qué le tengo tanta tírria a los volantes para jugar, una de esas historias de las que te das cuenta que estás condicionado inútilmente para realizar una acción que, en realidad, es una estupidez como otra cualquiera.
La cosa es que cuando yo tenía entre 12 y 16 años, un amigo mío se compró un volante con sus dos pedales. Estamos hablando de los años 90, mediados más bien. Una época en la que los juegos de conducción se contaban con los dedos de una mano y el concepto ese de la sensibilidad al pulsar los controles aun no se había desarrollado. Con la tecnología que había, los juegos eran digitales puros y duros: o pulsas elo botón para hacer algo, o no pulsas. Por supuesto, un volante te permitía afinar algo más las maniobras que hacerlo con un teclado (en PC) o con el mando (en consola), pero seguían siendo igualmente muy duros, y cosas como el force feedback estaban todavía muuuuuuuuy verdes. Así las cosas, comprarse un volante por aquellos tiempos era, o bien una flipada, o bien una excentricidad como otra cualquiera del que tenía pasta y no sabía muy bien en qué gastarla.
Pues bien, este amigo me llamó un día para enseñarme su volante nuevo (ni recuerdo cuál es). Estaba emocionadísimo de la muerte (él), y yo, la verdad, tenía curiosidad porque no había tenido la oportunidad de catar un volante para videojuegos. Creo que puso alguno de los Need for Speed de la época (sería el Hot Pursuit, o alguno de estos, aunque se me hace demasiado nuevo para la época en la que probé el volante... a saber, lo mismo era otro juego totalmente diferente), puso el volante encima de la mesa de su habitación, bien fijado con sus ventosas, y los pedales perfectamente colocados bajo la misma. Y ahí que me pongo yo a conducir, pateando los pedales como si estuviera bailando flamenco sobre ellos, con menos coordinación que un chimpancé, y con el force feedback haciendo TANTO de las suyas que apenas podía girar el volante... total, que acabé incluso arrancando el volante de encima de la mesa. Ni ventosas ni pollas. Me quedé con el volante en las manos.
La experiencia me resultó tan "traumática" que, aunque sigo mirando los volantes con curiosidad (¿Habrán mejorado? ¿Cómo serán ahora? ¡Coño, qué caros son los hijosdeputa!), el comprarme un volante es lo ultimísimo que se me pasa ahora mismo por la cabeza, y me sigue pareciendo una excentricidad como un piano, a pesar de que ahora hay muchos más juegos de conducción y mucho más preparados para este tipo de accesorios. También es verdad que ya no sólo los volantes han evolucionado, sino que ahora ya te venden (y si no, te los montas) hasta los asientos tipo RECARO para sentirte como si estuvieras dando vueltas al antiguo trazado de Nürburgring.
Dale laik y comenta "amen" para salvar a este pobre pecador de la neura que tiene con los volantes. AMEN.
La cosa es que cuando yo tenía entre 12 y 16 años, un amigo mío se compró un volante con sus dos pedales. Estamos hablando de los años 90, mediados más bien. Una época en la que los juegos de conducción se contaban con los dedos de una mano y el concepto ese de la sensibilidad al pulsar los controles aun no se había desarrollado. Con la tecnología que había, los juegos eran digitales puros y duros: o pulsas elo botón para hacer algo, o no pulsas. Por supuesto, un volante te permitía afinar algo más las maniobras que hacerlo con un teclado (en PC) o con el mando (en consola), pero seguían siendo igualmente muy duros, y cosas como el force feedback estaban todavía muuuuuuuuy verdes. Así las cosas, comprarse un volante por aquellos tiempos era, o bien una flipada, o bien una excentricidad como otra cualquiera del que tenía pasta y no sabía muy bien en qué gastarla.
Pues bien, este amigo me llamó un día para enseñarme su volante nuevo (ni recuerdo cuál es). Estaba emocionadísimo de la muerte (él), y yo, la verdad, tenía curiosidad porque no había tenido la oportunidad de catar un volante para videojuegos. Creo que puso alguno de los Need for Speed de la época (sería el Hot Pursuit, o alguno de estos, aunque se me hace demasiado nuevo para la época en la que probé el volante... a saber, lo mismo era otro juego totalmente diferente), puso el volante encima de la mesa de su habitación, bien fijado con sus ventosas, y los pedales perfectamente colocados bajo la misma. Y ahí que me pongo yo a conducir, pateando los pedales como si estuviera bailando flamenco sobre ellos, con menos coordinación que un chimpancé, y con el force feedback haciendo TANTO de las suyas que apenas podía girar el volante... total, que acabé incluso arrancando el volante de encima de la mesa. Ni ventosas ni pollas. Me quedé con el volante en las manos.
La experiencia me resultó tan "traumática" que, aunque sigo mirando los volantes con curiosidad (¿Habrán mejorado? ¿Cómo serán ahora? ¡Coño, qué caros son los hijosdeputa!), el comprarme un volante es lo ultimísimo que se me pasa ahora mismo por la cabeza, y me sigue pareciendo una excentricidad como un piano, a pesar de que ahora hay muchos más juegos de conducción y mucho más preparados para este tipo de accesorios. También es verdad que ya no sólo los volantes han evolucionado, sino que ahora ya te venden (y si no, te los montas) hasta los asientos tipo RECARO para sentirte como si estuvieras dando vueltas al antiguo trazado de Nürburgring.
Dale laik y comenta "amen" para salvar a este pobre pecador de la neura que tiene con los volantes. AMEN.
![[Imagen: Bahamut.gif]](http://img.photobucket.com/albums/v41/Bahamunt/Bahamut.gif)