victor360modena escribió:Bueno, hoy he empezao a leer un libro de los que se pueden denominar libro después de 4 años sin tocar uno.
Se llama "Cuentos de la taberna del Ciervo Blanco", de Arthur C. Clarke. Son relatos cortos de ciencia ficción contados por escritores y científicos que se reunen en un pub de Londres en torno a los años 50-60. Todas las historietas van de historias sobre aparatos o experimentos raros que siempre acaban mal (armas aterradoras para películas de ciencia ficción que acaban funcionando de verdad, un silenciador que se usa para gamberradas, un ordenador de guerra que se vuelve pacifista etc...). Todo esto contado con un humor inglés que hace que te partas el ojete.

tucacu escribió:LO QUIERO, YA

Me gusta la ciencia ficcion, y me gusta Clarke. Y el titulo suena parecido a "cuentos de la taberna galáctica" que es un comic de J.M. Beà que va de historias de ciencia ficcion muy paranoicas y está genial.

EDIT: jooo, en mi biblio no lo tienen.

Cita:- ¿Existe realmente una industria cinematográfica británica? -preguntó Solly con ansiedad-. En el estudio nadie estaba muy seguro sobre el particular.

-Claro que sí. Y está en muy buenas condiciones. El Gobierno establece unos impuestos tales que la lleva constantemente a la bancarrota, y después la saca a flote con enormes subvenciones. Así hacemos las cosas en este país.

Cita:No hay ningún tema que no se haya discutido, tarde o temprano, en "El Ciervo Blanco", y el hecho de que haya damas presentes, no supone ninguna diferencia. Al fin y al cabo, saben el riesgo que corren al venir aquí. Ahora que lo pienso, tres de ellas acabaron encontrando aquí marido, así que, quizá no sean ellas quienes corran peligro...

Cita:Todavía recuerdo estar leyendo la sinopsis mientras esperaba a que se alzara el telón, y hasta la fecha no he sido capaz de saber si el libreto estaba escrito en serio o no. Vamos a ver... se desarrollaba al final de la época victoriana, y los principales personajes eran Sarah Stampe, la apasionada administradora de correos, Walter Partridge, el guardabosques saturnino, y el hijo del terrateniente, cuyo nombre no recuerdo. Es la historia del eterno triángulo, complicado por el temor de los campesinoas al cambio- en ete caso, el nuevo sistema telegráfico, que según las viejas del lugar afectaría a la leche de las vacas y traería problemas en la época de reproducirse las ovejas.
Pasando por alto los adornos, era el típico drama de celos operísticos. El hijo del terrateninente no quiere emparentarse con la Oficina de Correos, y el guardabosques, enloquecido por la negativa, se dispone a vengarse.
La tragedia alcanza su terrible punto culminante cuando la porbre Sarah, estrangulada con cordón de empaquetar, es hallada en una saca de correo en el Departamento de Cartas Perdidas. Los habitantes del pueblo cuelgan a Patridge del poste de telégrafos más cercano, con el consiguiente disgusto de los celadores. [...]
El hijo del terrateniente se da a la bebida, o se marcha a las colonias, o ambas cosas a la vez, y eso es todo