(04-15-2010, 12:51 PM)Vash Estampida escribió: (04-15-2010, 02:14 AM)JuQ escribió: Me saca soberanamente de mis casillas que cuando estoy sudando la gota gorda salvando el universo en algun juego mi madre no para de entrar a mi habitacion para dar por culo con gilipolleces, como por ejemplo "saca la basura" "recoge esto" "recuerda que mañana tienes que ir al banco" etc. etc. Es como una habilidad especial de mi madre (supongo que sera en realidad inherente a todas las madres) de encontarar infinidad de gilipolleces (o si no no tiene problemas en machacar con la misma) que no querria oir en ninguna circunstancia y soltarla sin parar cuando tienes los nervios a flor de piel por la tension del juego.
Madres del mundo, cuando se esta jugando a algun video juego solo se puede interrumpir para decir "el edificio esta en llamas, coge tu pron y tu hanime gratix mientras puedas". Cualquier otra interrupcion sera considerada tan molesta como una sardineta en los huevos y sera anotada en el libro de agravios.
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Y si pueden entrar en los videos o secuencias de la recta final del juego o el mismo video final aun mejor.
Es peor aún cuando entran a darte la tabarra mientras estás en una partida online de algo. Véase "entrar a recordar por vigésimo quinta vez esta tarde que esta noche va al gimnasio como todos los jueves desde hace 10 años, recordar que cenes lo que quieras, que hay leche en la nevera y si no está en el armario del trastero, cereales en la despensa y si no hay puedes escoger de los del armarito de la cocina, que tienes que cenar y ducharte y tienes el pijama en tu cuarto, que eches a lavar la ropa sucia y esperar por una confirmación consistente en una frase, de buenas maneras, más elaborada que "
ahá" "
sí", "
lo sé", "
como siempre", o semejantes durante una Finale del L4D en la que tienes el micrófono abierto".
Veamos, señora madre, yo también vivo aquí. Sé dónde está la comida, especialmente la leche y los cereales, porque se da la casualidad de que soy el único que consume leche con cereales en esta casa, a diario, y son mi cena habitual.
También sé dónde está la ducha porque tengo la suerte de tener una nariz sana (y algo de sentido común) que lleva años diciéndome cuándo debería lavarme y, por suerte, nadie la mueve de sitio (me refiero la ducha, no mi nariz (aunque a mi nariz tampoco la mueve nadie de sitio)). Además, si por un casual usted no sufriese arrebatos de servilidad voluntaria cada diez minutos (de los que después no hace más que quejarse) y decidiese no llevarse mi pijama y ropa interior al baño para que esté allí cuando vaya a ducharme, sabría dónde encontrarlo todo y podría hacerlo yo mismo porque tengo unos brazos sanos a los que no les preocupa bajar un poco de ropa por las escaleras. Así como sabría prepararme yo mismo la cena si usted no la hiciese porque siempre tiene tanta prisa que no puede pararse a hacer nada de lo que siempre hace porque parece ser que le gusta quejarse de ello después.
Por supuesto, también me imagino que hoy irá usted al gimnasio. No sólo porque lo lleve haciendo más de diez años, sino porque se lo pregunté a mediodía mientras comíamos "por hablar de algo", aparte de que me lo dijo usted un mínimo de 5 veces a lo largo del día.
Incluso en el caso de que yo llevase poco tiempo viviendo aquí, le recuerdo que pude sobrevivir 9 meses fuera de casa, en un piso de estudiantes, sin que nadie me recordase cada minuto qué iba a hacer, dónde estaban las cosas y qué tenía que cenar. Quizás los estudios no hayan salido bien, pero creo recordar que lo que era la vida cotidiana sabía hacerla sin ayuda.
Lo que quizás usted no sepa es que en este momento me encuentro corriendo por mi vida delante de un gigante zombi con capacidad para lanzar coches volando por los aires de un guantazo, arrancar trozos de suelo y lanzármelos y romper paredes de un revés, es posible que no le importe, pero a mí sí. Así que, desde el más absoluto respeto: HAGA USTED EL FAVOR DE CERRAR LA PUTA BOCA E IRSE A SU JODIDO GIMNASIO DE UNA PUTÍSIMA VEZ PARA QUE YO PUEDA DISPARAR Y MALDECIR TRANQUILO. Muchas gracias.
Y así con absolutamente todo.
Y la mejor situación de todas era cuando me ponía a estudiar y a los segundos aparecía ella por la puerta con veintisiete preguntas irrelevantes o contestadas hacía apenas dos minutos, terminando siempre con "¿Te ayudo a estudiar?".
Sí, por favor, léete los apuntes y ve al examen por mí, ¿ok?